jueves, abril 28



Aprisionada, así me sentía esa noche, como en una caja cerrada que va llenándose de agua, aunque desees salir lo único que encuentras es nada y un poco mas de la caja. Tus deseos no importan ya. Sola tan aferrada algo, que ni siquiera sabes que podrías pasarla mejor, te sientes perdida, asustada, como si desaparecieras y sientes esa sensación de que alguien mas esta protagonizando tu escena, y luego vuelves a ver ese cuarto obscuro, que odiabas de niña, aquel en donde escuchabas aquellos susurros, y no entendías del porque de los moretones. Al dar vuelta esa pagina, lo vi, se sentía caóticamente bien verlo ahí, solo mirándome fijamente, atrapado igual que yo, atrapado en sus pensamientos, teniendo la sensación de estar pasando sobre nuestras propias vidas sin enterarnos, evitando dejar huellas, intentando no aferrarnos, ambos nos aferramos, eramos dos extraños que se conocían muy bien y por un momento el mundo se hubiera detenido  y los muros que se derribé comenzaron a crecer de nuevo poco a poco sin darme cuenta, creí que no iría lo suficientemente alto, hasta que ya no había ni un sonido, no era necesario que diga nada el silencio lo decía todo, era casi igual como mirarlo a los ojos, o como su indagadora sonrisa, luego no dábamos ni un solo paso que no nos condujeran al abismo, solo nos convertimos en mentiras, desconfianza, frases ambiguas... íbamos mejorando.

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